Oddun: Osa Meji
En los tiempos antiguos, los Orishas observaban a los humanos desde el cielo, y entre ellos, Obatalá era el Orisha de la paz, la pureza y la paciencia. Un día, decidió bajar a la Tierra para vivir entre los hombres y enseñarles la importancia de la paciencia y la calma.
Al llegar, Obatalá se disfrazó de un anciano de aspecto humilde y de caminar lento. Caminando por un sendero, vio a un joven que intentaba construir una casa, pero el muchacho estaba impaciente y lanzaba insultos, pues las piedras no se alineaban y el trabajo no avanzaba.
Obatalá, con su voz serena, se acercó al joven y le dijo: "Hijo, si deseas levantar algo duradero, debes hacerlo con calma y paciencia."
El joven, confundido y sin reconocer al anciano, ignoró el consejo y continuó apresurando su trabajo. Con el tiempo, la casa se derrumbó, y el joven, frustrado, se alejó.
Obatalá permaneció en el pueblo durante varios días, observando a otros quienes, como el joven, intentaban lograr sus metas rápidamente, solo para ver cómo sus esfuerzos fracasaban una y otra vez.
Entonces, Obatalá reunió al pueblo y les contó una historia. “Había una vez un árbol que deseaba crecer más alto que todos los demás en el bosque. Por crecer tan rápido, sus raíces eran débiles y, en la primera tormenta, el viento lo derribó. Sin embargo, el árbol que creció lentamente, enraizándose profundamente, soportó la tormenta y se mantuvo firme.”
La gente, reflexionando sobre esta enseñanza, comenzó a entender el valor de la paciencia. A partir de ese día, aprendieron a trabajar con calma y perseverancia. Obatalá, satisfecho, regresó al cielo, sabiendo que sus enseñanzas perdurarían.
Reflexión:
Este pataki, de acuerdo con el oddun Osa Meji, nos enseña que la paciencia y la calma son claves para construir una vida estable y duradera. A través de Obatalá, aprendemos que la prisa y la impaciencia pueden debilitar nuestras bases, mientras que el progreso lento y constante asegura la estabilidad.