Oddun: Irete Odi
En un tiempo de grandes conflictos, un pueblo estaba dividido por desacuerdos entre sus líderes. La corrupción y la falta de justicia habían sembrado discordia, y los habitantes ya no confiaban en quienes gobernaban. Desesperados, pidieron la ayuda de Obatalá, el Orisha de la paz, la justicia y la pureza.
Obatalá, conocido por su sabiduría y calma, bajó de su montaña y se presentó ante el pueblo vestido de blanco, irradiando serenidad. Convocó a los líderes del pueblo y les pidió que le explicaran sus conflictos. Cada uno defendió su causa, tratando de justificar sus acciones. Sin embargo, Obatalá permaneció en silencio, observando y escuchando con paciencia.
Finalmente, pidió a los líderes que caminaran con los ojos vendados, guiados por sus palabras. Mientras lo hacían, Obatalá los condujo por un camino lleno de obstáculos, pero no les dio ninguna instrucción para evitarlos. Los líderes tropezaron y cayeron, hasta que entendieron que, sin visión clara, sus acciones llevaban al caos.
Obatalá les quitó las vendas y les dijo: “La justicia no puede ser ciega. Solo con pureza de intención y claridad en sus corazones pueden liderar con sabiduría.” Inspirados por sus palabras, los líderes trabajaron para restaurar la confianza y la justicia en el pueblo.
Desde ese día, los habitantes recordaron que la verdadera justicia requiere pureza de corazón y mente, y veneraron a Obatalá por su lección de liderazgo y equidad.
Reflexión:
Este pataki, de acuerdo con el oddun Irete Odi, nos enseña que la justicia y el liderazgo requieren claridad, pureza y respeto. Obatalá nos muestra que, con intenciones puras, podemos guiar a otros hacia la armonía y la paz.