Oddun: Ogbe Ogunda
En una época en que la tierra temblaba y los ríos crecían hasta desbordarse, los habitantes de una aldea vivían atemorizados. Las fuerzas de la naturaleza parecían arremeter sin control, y el pueblo, aislado y rodeado por aguas turbulentas, no podía escapar ni encontrar refugio. La gente comenzó a perder la esperanza y a temer que su hogar se convirtiera en ruinas.
Aggayú, el poderoso Orisha de los volcanes y los ríos, observaba el sufrimiento de la aldea desde la distancia. Conocido por su inmensa fortaleza y control sobre las fuerzas naturales, Aggayú decidió intervenir. Se presentó en el pueblo como un hombre alto y fuerte, irradiando calma y confianza en medio del caos.
Mientras los habitantes se reunían a su alrededor, Aggayú levantó sus manos y pronunció palabras de aliento. “No teman a la furia de la tierra, pues ella también puede ser calmada con respeto y valor,” les dijo. Tomando su bastón, caminó hasta el río desbordado, y con un solo golpe en el suelo, ordenó a las aguas que se calmaran. Al instante, el río comenzó a descender, y la tierra dejó de temblar.
La aldea, llena de gratitud y asombro, comprendió que la verdadera fuerza reside en enfrentar el temor con valor y en respetar las fuerzas naturales. Desde entonces, cada vez que sentían que una situación era incontrolable, recordaban el valor de Aggayú y enfrentaban sus desafíos con fortaleza y resiliencia.
Reflexión:
Este pataki, de acuerdo con el oddun Ogbe Ogunda, nos enseña que la verdadera fuerza y el valor son necesarios para enfrentar las adversidades de la vida. Aggayú nos muestra que, al enfrentar nuestros miedos y respetar las fuerzas de la naturaleza, podemos superar cualquier obstáculo.