Oddun: Irosun Meji
En una época de gran enfermedad, los habitantes de un pueblo se veían afectados por una extraña plaga que debilitaba a los jóvenes y ancianos por igual. Babalu Aye, el Orisha de la salud y la sanación, conocido por su profunda compasión hacia los enfermos y necesitados, escuchó el llamado de auxilio de las personas y decidió ayudar.
Sin embargo, Babalu Aye, conociendo los corazones de los habitantes, decidió aparecer en el pueblo disfrazado de un mendigo enfermo y cubierto de llagas, para poner a prueba su bondad. Caminaba lentamente, pidiendo ayuda a cada persona que se encontraba en el camino, pero la mayoría lo rechazaba, mirándolo con desprecio.
Finalmente, una joven del pueblo, movida por la compasión, se acercó al mendigo y le ofreció un poco de comida y agua. Sin saber que el hombre frente a ella era el gran Babalu Aye, limpió sus heridas y le ofreció palabras de consuelo.
Babalu Aye, al ver el amor y la compasión de la joven, le sonó y se reveló en su forma divina, rodeado de luz. “Tu compasión no solo me ha sanado a mí, sino que sanará a todo el pueblo”, le dijo. Con un gesto de su mano, la plaga comenzó a desaparecer y los enfermos recuperaron su salud.
Desde ese día, el pueblo comprendió la importancia de la compasión y la generosidad, y cada vez que alguien enfermaba, recordaban la lección de Babalu Aye: que el verdadero poder de la sanación radica en el amor y la bondad hacia los demás.
Reflexión:
Este pataki, de acuerdo con el oddun Irosun Meji, nos enseña que la compasión y la generosidad tienen el poder de sanar. Babalu Aye nos muestra que, al cuidar de los demás, elevamos nuestro espíritu y atraemos la energía sanadora a nuestras vidas.