Oddun: Irete Untelu
En tiempos antiguos, Oshún, la Orisha de los ríos dulces, y Yemayá, la Orisha de los océanos, eran hermanas que gobernaban sus distintos dominios de agua. Aunque cada una cuidaba de su propio reino, su lazo era inseparable, y a menudo trabajaban juntas para traer armonía al mundo.
Un día, la humanidad comenzó a sufrir una terrible sequía. Los ríos se secaron y los océanos retrocedieron, dejando a las personas y a los animales en desesperación. La gente rezó fervientemente a Oshún y a Yemayá, suplicando por su misericordia y ayuda. Conmovidas por los ruegos, las dos Orishas decidieron unir fuerzas para restaurar el equilibrio.
Yemayá, la hermana mayor, le dijo a Oshún: “Hermana, debemos recordarle a la humanidad la importancia de respetar las aguas, porque sin agua, la vida no puede existir.”
Oshún, con su característica dulzura y diplomacia, estuvo de acuerdo. “Pero también debemos enseñarles a cuidar todas las aguas, dulces y saladas, grandes y pequeñas, porque una no puede prosperar sin la otra.”
Juntas idearon un plan. Oshún fluyó por las tierras secas, devolviendo la vida a los ríos y nutriendo el suelo, mientras Yemayá levantaba las mareas para reponer los océanos y asegurar que la lluvia volviera a caer del cielo. Sus esfuerzos combinados crearon un ciclo de agua que devolvió la prosperidad a la tierra.
Para recordar a la humanidad su lección, las dos hermanas se unieron brevemente en el lugar donde los ríos se encuentran con el océano. En esa confluencia, las aguas dulces y saladas se mezclaron, simbolizando la unidad y la interdependencia. Declararon este lugar como sagrado, un recordatorio de que ninguna fuerza puede existir sola; los ríos alimentan los océanos, y los océanos nutren la tierra.
Desde entonces, se dice que cuando las aguas dulces besan las olas saladas, Oshún y Yemayá están abrazándose, mostrando su lazo eterno y recordando a todos que honren el equilibrio de la naturaleza.
Reflexión:
Este pataki, vinculado al oddun Irete Untelu, nos enseña que la unidad y la cooperación son esenciales para el equilibrio y la armonía. Oshún y Yemayá muestran que, aunque gobiernen distintos reinos, su colaboración sostiene la vida. Su historia es una lección sobre el respeto y el cuidado de todos los aspectos de la naturaleza.