Oddun: Oyeku Meji
En tiempos antiguos, Oya, la poderosa Orisha de los vientos, las tormentas y el cambio, observaba cómo las personas temían la transformación y se resistían a dejar atrás lo viejo para dar paso a lo nuevo. Oya, quien es conocida por su valentía y capacidad de transformar, decidió enseñar una lección importante sobre el poder de la renovación.
Un día, Oya bajó a un pueblo disfrazada de una mujer fuerte, envuelta en vestimentas de colores profundos, que reflejaban la intensidad de su espíritu. En sus manos llevaba un abanico, con el que movía el viento a su voluntad. Se acercó a un hombre que estaba aferrado a una casa que se encontraba en ruinas, negándose a dejarla, aunque el techo se estaba cayendo y las paredes estaban débiles.
Oya, con voz firme, le dijo: “Hijo, aferrarse a lo que está roto solo te traerá dolor. El cambio es inevitable, y es en la destrucción donde comienza la creación de algo nuevo.”
Al principio, el hombre dudó, temiendo el proceso de empezar de nuevo. Sin embargo, Oya agitó su abanico y provocó una tormenta que derrumbó la casa completamente. El hombre, despojado de su refugio deteriorado, no tuvo más opción que reconstruir. Para su sorpresa, con el tiempo, construyó una casa más sólida y hermosa, que se convirtió en el orgullo de la comunidad.
Al ver esto, Oya se reveló en su forma divina, rodeada de vientos y rayos, y le dijo al pueblo: “No teman al cambio. A veces, lo viejo debe ser destruido para dar paso a lo nuevo. La transformación es el camino hacia el crecimiento.”
Desde entonces, cada vez que una tormenta llegaba, el pueblo recordaba la lección de Oya: aceptar el cambio como una parte natural de la vida y una oportunidad para evolucionar.
Reflexión:
Este pataki, de acuerdo con el oddun Oyeku Meji, nos enseña que la transformación y el cambio son necesarios para el crecimiento. Oya nos muestra que, aunque el cambio pueda parecer aterrador, es a través de él que logramos la renovación y la mejora de nuestras vidas.