Oddun: Ojuani Meji
En un pueblo donde las disputas y los rencores habían dividido a las familias y amigos, Obatalá, el Orisha de la paz y la pureza, observaba desde su montaña. La gente vivía en constante conflicto, y los resentimientos acumulados habían creado una atmósfera de tristeza y caos.
Obatalá decidió descender al pueblo para traer armonía. Vestido con su ropa blanca radiante, caminó por las calles con una expresión de calma y autoridad. Cuando los habitantes lo vieron, se acercaron a él, esperando que él resolviera sus problemas con su poder divino.
En lugar de intervenir directamente, Obatalá les entregó a cada familia un vaso de agua clara y les pidió que lo mantuvieran limpio. “Esta agua representa vuestro corazón,” les dijo. “Cada vez que os aferréis al odio o la ira, el agua se ensuciará. Solo con el perdón y la comprensión podéis mantenerla clara.”
Al principio, los aldeanos no comprendieron, pero poco a poco comenzaron a reflexionar sobre sus acciones. Al limpiar sus vasos cada día, recordaron la importancia de liberarse de los rencores. Con el tiempo, los habitantes comenzaron a pedir perdón y a reconciliarse, y la paz volvió al pueblo.
Obatalá, viendo que habían aprendido la lección, regresó a su montaña, satisfecho de haber enseñado que el perdón no solo sana las relaciones, sino también el espíritu.
Reflexión:
Este pataki, vinculado al oddun Ojuani Meji, nos enseña que el perdón es una herramienta poderosa para la paz y la pureza del alma. Obatalá nos muestra que, al liberar el corazón del odio, podemos alcanzar la armonía y la felicidad.